¿Tiene sentido nuestro aplauso?
por
Guillermo Álvarez, 3º ESO A
Se empezó a aplaudir para reconocer la labor de los sanitarios, que incluso estaban poniendo en riesgo su propia salud para luchar contra un virus que nos ha confinado durante muchas semanas en nuestras casas y que lo ha cambiado todo.
Algunos días me he preguntado si esos aplausos han cumplido ese fin, si los sanitarios han sentido ese reconocimiento. Y todos los días me he alegrado de que tengamos un sistema sanitario público al que aplaudir y del que sentirnos orgullosos.
No creo que esos aplausos hayan tenido un significado político o al menos no en los primeros momentos en que todos estábamos muy asustados con las noticias sobre la pandemia. Pero pronto hubo algunas cosas que empezaron a politizarse. Hubo, por ejemplo, quienes repartieron mascarillas a sus vecinos resaltando que era X partido el que había hecho posible su confección. Me pareció algo muy feo. Hubiera preferido ver solo gestos solidarios genuinos. Era un momento para gestos de verdad altruistas.
Ahora han empezado las caceroladas. Son muy pocos, pero hacen mucho ruido. A lo mejor hacen tanto ruido precisamente porque son muy pocos. En cualquier caso, prefiero no escribir nada más sobre ellos ya que hay gente que los vota y vivimos en un país democrático. Es una suerte vivir en un país democrático porque eso supone que, un día, cuando haya cumplido 18 años, podré introducir mi voto en una urna, que es el mejor lugar para expresar las opiniones políticas. Siempre votaré a quien yo crea que representa mejor mis ideas y mis valores y que mejor defenderá mis intereses, e intentaré ver a mis vecinos solo como las personas que son, nada más.
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