Entrevista a la orientadora y psicóloga Cristina Navarro sobre la salud mental de los estudiantes en tiempos de pandemia

 La salud mental de estudiantes en tiempos de pandemia

Cristina Navarro: "Tendemos a pensar que lo importante es la salud física y la salud mental se convierte en secundario"

por

Irene Pérez y Elena Herrezuelo (2º B Bach)


Quisimos hacer una entrevista a Cristina Navarro, psicóloga y orientadora en nuestro instituto, acerca de la salud mental de los estudiantes tras las consecuencias que la pandemia y el confinamiento han tenido en nuestra educación. 

Elena: ¿Cómo crees que ha afectado la pandemia a la salud mental de los estudiantes?

Cristina: La pandemia ha afectado muchísimo a la salud mental de los estudiantes a dos niveles. Por un lado, los que tenían patologías previas han visto que no se les estaba atendiendo porque no había recursos sanitarios. Además, el aislamiento social y la condición del confinamiento ha agravado estas patologías, como por ejemplo los trastornos de la alimentación, depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, autismo, etc. Por otro lado, en la población que no tenía diagnóstico previo se ha producido sintomatología de ansiedad y depresión (que hemos sufrido todos) y otros diagnósticos en personas que eran más vulnerables a este tipo de trastornos. La semipresencialidad también ha destapado muchos problemas de aprendizaje, especialmente entre los chavales que tienen más dificultades y que apenas vienen a clase, ha alterado los ritmos del sueño (ya de por sí irregulares en los adolescentes) y han descendido los hábitos saludables como el deporte, que también tiene un efecto en la salud mental. 

Irene: ¿Crees que nos estamos “malacostumbrando” a algunos hábitos recientes como los exámenes online, la semipresencialidad?

Cristina: Pues en este caso es una combinación de casuísticas. Al principio del confinamiento vimos, por ejemplo, que había muchos niños que no tenían recursos (tenían que compartir el ordenador con sus padres, no tenían teléfono móvil...). Los que tenían necesidades especiales también han tenido y tienen muchas dificultades al no estar recibiendo el apoyo necesario. Normalmente en el instituto tenemos niños con necesidades educativas especiales en tercero de la eso, que este año vienen dos veces a la semana y es terrible para ellos. Los niños con dificultades en el lenguaje se ven perjudicados por las mascarillas, o en segundo de bachillerato, por ejemplo, lo estáis pasando mal porque es mucho temario y solo venís dos veces a la semana. Por un lado, sí que es verdad que los factores no son los mejores, pero por otro lado puede haber personas que se aprovechen de la situación, para no conectarse, por ejemplo. Lo que sí que noto es una tremenda dificultad para implantar un sistema de enseñanza a distancia para el cual no se ha formado al profesorado (se tiene que dar lo mismo en la mitad de tiempo) y para el que las familias no están preparadas. No se puede decir que las cosas sean blancas o negras, hay muchos factores que están influyendo. 

Irene: ¿Cómo crees que se podrían haber evitado algunos de los perjuicios que está habiendo en la salud mental de los estudiantes?

Cristina: Yo creo que habría que hacer una inversión importante en los centros educativos, para poder tener recursos sanitarios y clínicos para ayudar a todas las personas que están teniendo problemas de salud mental, pero poder ayudarlas en el centro. Porque ahora mismo la salud mental a efecto de la seguridad social está desbordada, probablemente si tú pides cita para ir a salud mental, te darán para dentro de bastante tiempo y acabará siendo una cita ineficiente. 

Primero la sociedad debería reconocer la importancia que tiene la salud mental, ya que tendemos a pensar que lo importante es la salud física y la salud mental se convierte en secundario, cuando esta es fundamental para la felicidad y el bienestar. Una sociedad con altas tasas de salud mental, es una sociedad a la que todos deberíamos aspirar. Pero es verdad que esta como mal visto, cuando te sientes triste, débil, existe mucho mito por ahí rodando. La única ayuda que podríamos dar a estos chicos sería poner recursos, entrenando a las familias para que sepan dónde está la línea entre un chico deprimido o un chaval desmotivado, hablar entre nosotros, normalizar que podemos estar tristes o enfadados, ya que es una emoción como otra cualquiera. En definitiva, poner recursos necesarios para que todo esto sea posible. Pero sobre todo profesionales que ayudasen a alumnos, familias y profesores

Elena: ¿Qué efectos consideras que tendrá la situación actual en un futuro, dentro de esta área?

Cristina:  Vamos a pagar un precio muy alto, de hecho, ya se está viendo con las primeras investigaciones de algunas universidades, las cuales están analizando cómo está repercutiendo todo esto en la población. La salud mental no es algo que se mida de un día para otro, es verdad que nosotros no estamos ahora un año después cómo estábamos al principio de todo esto. A experiencia personal, yo me sentía en shock, luego tuve miedo. Una serie de emociones que a día de hoy nos han generado mucha fatiga, aunque sí que es verdad que ahora tenemos algo más de esperanza con la vacuna. Pero aún así, al principio nosotros teníamos fuerza, y ganas de luchar y aplaudíamos a los sanitarios, pero ahora es totalmente una fatiga; se llama fatiga pandémica, una desilusión generalizada en la población. Respecto a niños y jóvenes los efectos los veremos a medio-largo plazo porque su cerebro se está formando y ellos están creciendo en un modo supervivencia. A toda esta situación le añadimos los aspectos económicos y sociales, yo me lo imagino como un mar, donde la gente va en toda clase de barcos e incluso algunos simplemente van nadando. Todo esto afectará a su crecimiento y desarrollo además de a su forma de entender y de ver el mundo. 


Por ello debe de haber todo tipo de recursos, por lo que sí que veremos ese mayor nivel de depresión, suicidio, y eso que no se diagnostica todo lo que de verdad es. Es en definitiva un panorama desalentador por todo lo hablado, pero no hay que olvidar que el ser humano es resiliente por naturaleza y que todos nosotros somos fuerza.


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